Castigo de fuego

Castigo de fuego ¡El infierno es real!

 

Marcos 9:43-44 dice: “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Muchas personas piensan que el infierno no existe y que la muerte termina con la existencia y que al morir no irán a ese lugar de tormento llamado el infierno, creen que después de la muerte ya todo se terminó, quedando todo en el olvido y en el sepulcro. La Biblia relata que todos aquellos que han muerto en pecado heredaran el castigo de fuego, el infierno: Este es un lugar de juicio consiente, el alma en el infierno habla como persona tiene ojos, oídos, dedos, lengua y memoria. Hay un completo conocimiento de las condiciones allá en el infierno.

En Lucas cap. 16 en adelante, se relata la historia de un hombre rico que se vestía de purpura y de lino fino, y hacia cada día un banquete con esplendidez; No tenía en cuenta a Dios para nada, todo era placer, bebidas, fiestas y todo tipo de placer carnal. La Biblia dice que el sentir de la carne es enemistad contra Dios, el rico murió en el sentir de la carne, y en el hades alzo sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo. Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama. El pecado de este hombre lo había enviado a las llamas del infierno donde se estaba quemando. El infierno no fue creado para el hombre, pero el Señor dice: Vi yo al impío sumamente enaltecido, pero el pasó y ya no existía, lo busqué y ya no estaba, he aquí diste a mis días termino corto, y mi edad es como nada delante de ti.

 

Dios es quien permite que las personas que han muerto perdidas por su pecado vayan a ese lugar, ya que él tiene el control del infierno, asignando el lugar apropiado a cada persona según el pecado que haya cometido. Porque no le serán prolongados sus días que son como sombra por cuanto no temen delante de la presencia del Señor. Salmos 34:16 dice: “La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos”. Eclesiastés 8:8 dice: “No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu, para retener el espíritu en el día de su muerte”. El mismo Señor hablo de la condenación para los que mueren en pecado. Marcos 16:15, “El que no creyere será condenado”. El infierno es como una cárcel local donde el prisionero convicto temporalmente aguarda su sentencia, luego son tomados del tormento de esa cárcel para comparecer ante el juez supremo. 2 Corintios 5:10, “Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo, para recibir la sentencia final en un lago de fuego que arde con azufre. Apocalipsis 20:15, “Y el que no se halló inscrito en libro de la vida fue lanzado en el lago de fuego”.

La hermana Mary K. Baxter relata su experiencia mientras estuvo en el infierno acompañada del Señor Jesús: Una profunda oscuridad descendió sobre nosotros y con la oscuridad vino un olor tan terrible que me dejo sin aliento, cuenta la hermana Baxter. En ese túnel había formas vivientes enterradas en las paredes de un color gris oscuro, las formas se movieron y nos gritaron mientras pasábamos, las formas se podían mover, pero se quedaban pegadas en las paredes. Un olor terrible salía de ellos, y nos gritaban con terribles gritos, yo podía sentir una fuerza maligna invisible dentro de los túneles. A veces, en la oscuridad, yo podía descifrar las formas, una neblina sucia cubría la mayoría de ellas ¿Señor, que son estos? le pregunte a Jesús mientras me agarraba fuerte de su mano. Él dijo: Estos son espíritus malignos listos para ser escupidos sobre la tierra cuando Satanás de las órdenes. Ellos trataron de tocarnos, pero no pudieron debido al poder de Jesús. El mismo aire estaba contaminado y solamente la presencia de Jesús me aguantó de gritar de horror. Oh sí, yo tenía todos mis sentidos, podía oír, oler, ver, sentir, y saborear en ese lugar de horror; mis sentidos se habían vuelto más sensitivos y el olor sucio casi me enfermó. El aire estaba lleno de gritos, gritos que traspasaban y vinieron del túnel oscuro a encontrarse con nosotros. Era el peor olor que jamás había olido, era un olor a carne podrida y los gritos de desespero de los muertos que están en el infierno. El temor en el infierno se podía sentir y saborear, yo misma sabía que si no fuera que andaba con Jesús no iba a poder regresar jamás. Déjame amonestarte ¡No vayas a ese lugar por favor! Es un lugar horrible lleno de tormentos, dolor, y tristeza eterna, tu alma siempre estará viva en ese lugar, allí no hay fiestas, no hay amor, no hay misericordia, no hay descanso ni silencio, solamente es un lugar de dolores y sufrimientos, la peste de la muerte y carne podrida flota espesamente en el aire, allí hay almas día y noche en tormentos, donde el gusano nunca muere y el fuego nunca se apaga.

Llegamos a una fosa y en ella había una forma de esqueleto, la voz de un hombre gritaba desde la cueva diciendo: Señor ¡ten misericordia de mí! era un hombre; grandes lamentos y sollozos venían de él. “Jesús, lo siento mucho, perdóname, sácame de este lugar de tormento te lo ruego”. Yo mire a Jesús y también estaba llorando ¡Señor Jesús!, el hombre grito desde la fosa en fuego ¿no he sufrido suficiente por mis pecados? han pasado cuarenta años desde mi muerte. Jesús dijo, “Escrito está, el justo por la fe vivirá, todos los burladores e incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego”. Tú te rehusaste a creer en la verdad, muchas veces mis siervos fueron enviados a ti para enseñarte el camino, pero tú no los querías escuchar, tú te reíste de ellos y menospreciaste al evangelio, aunque yo morí por ti en una cruz. Te burlaste de mí y no te arrepentías de tus pecados, mi Padre te dio muchas oportunidades para ser salvo, si solamente hubieras escuchado… “Yo lo sé Señor”, Le gritó el hombre, pero yo me arrepiento ahora; ya es muy tarde, dijo Jesús, el juicio ya está determinado. El hombre se llenó de mucha ira y comenzó a maldecir con palabras malignas y blasfemas que salían de su boca. El infierno es una dimensión del castigo de Dios sobre los hombres por haberle desobedecido. Los demonios atormentan a la gente en el infierno y algunas personas están en el lugar que ocupan los demonios.

 

Lucas 12:46, “Vendrá el Señor de aquel siervo en el día que este no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas”. Allí será el lloro y el crujir de dientes, acuérdate que el hombre es una frágil criatura mortal, una masa de polvo que debe de volver a la tierra, ya que todos los seres humanos nacen en la condición de muerte, de los que solo pueden ser librados, aquellos que creen en Cristo Jesús.

La hermana Mary Baxter nos sigue relatando en su libro “Una Revelación Divina del Infierno”. Fui empujada y atada hasta que llegué a un lugar ancho y abierto en el mismo corazón del infierno, y fui lanzada sobre un tipo de altar sucio, sobre el altar estaba un libro grande; entonces escuché carcajadas malignas y me di cuenta que estaba tirada en tierra delante de Satanás. Él me dijo: “He esperado por ti mucho tiempo y al fin te tengo, tú trataste de escapar de mí, pero ahora te tengo”. Un temor como jamás había experimentado vino sobre de mí, mi carne era otra vez desgarrada y una cadena grande fue envuelta alrededor de mi cuerpo. Yo era un esqueleto lleno de huesos, y gusanos se arrastraban dentro de mí. Un fuego comenzó desde mis pies cubriéndome de llamas, entonces yo grité ¡Jesús! Satanás se río y dijo “Aquí no está Jesús, yo soy tu rey ahora y vas a estar conmigo para siempre, tú eres mía”. Fui agarrada por las emociones, no podía sentir a Dios, y clamé al Señor Jesús para que me salvara, pero no había respuesta alguna. Un demonio vino sobre mí y le dijo, “señor Satanás”, ¿qué hago con ella? Él respondió, llévala a la parte más profunda del corazón, un lugar donde los horrores estarán siempre delante de ella, allí aprenderá a llamarme señor. Me arrastraron a un lugar muy oscuro, entonces exclamé ¡Oh Señor Jesús! ¿porque estoy aquí? de momento una luz alumbro el lugar donde yo estaba sentada y Jesús apareció y me tomo en sus brazos e instantáneamente estaba de regreso en mi hogar ¡Qué tremenda experiencia le dio Dios a la hermana Mary Baxter!

Amado amigo déjame decirte que tú en vida decides para donde vas después de la muerte, es ahora mismo que usted debe de escoger qué camino tomar, a qué Señor servir, y a qué lugar desea llegar. Es en vida que todos los seres humanos decidimos nuestro destino final después de la muerte. Hebreos 9:27, “y de la manera que está establecido para los hombres, que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.

El ex brujo y ahora convertido a Cristo Carlos López, cuenta su experiencia con el Señor Jesús: “Yo rechace a Jesús y morí y vinieron demonios a buscarme y me llevaron al infierno, donde estaba siendo atormentado por el fuego y el gusano”. Menciona que el Señor le prometió a su madre, la hermana Gladis Velázquez Reyes que, en la muerte, él le conocería. Este hombre murió, y el Señor llego al infierno a sacarlo de ese lugar, pero Jesús le dijo: “Espera, todavía no nos vamos, quiero mostrarte algo para que le cuentes a mi iglesia”. Me llevo a un lugar del infierno para mostrarme donde estaban todos aquellos que se olvidaron del Señor, haciendo su propia voluntad. Allí había pastores, evangelistas, misioneros, profetas, apóstoles, maestros, lideres y mucha gente que sirvió a Dios y que pisotearon el pacto de Jesús.

El hermano Gerardo José Ávila tuvo una experiencia cuando Jesús lo llevo al infierno. “Pude ver en el infierno dos grandes abismos en los cuales había personas atadas de pies y manos y en donde los sumergían en lava hirviente, otros tenían en sus manos cadenas y en sus pies grilletes, también a otros los golpeaban con un látigo constantemente, cubiertos de gusanos muy grandes que comían sus cuerpos”.

 

Amado amigo, escape por su vida y acepte a Jesucristo para que no vaya a ese lugar, si no lo hace ahora, después será demasiado tarde y ya no habrá más oportunidad para usted ¡Corra ahora y refúgiese en los brazos de Jesús! que tanto lo ama, él murió por usted en la cruz para darle vida y para que no vaya a ese castigo de fuego eterno. Si desea aceptar a mi Señor Jesús como su Salvador haga esta oración y luego visite una iglesia donde le enseñen el verdadero Evangelio de Dios: Señor Jesús, yo te acepto como mi Salvador, perdona mis pecados, abro las puertas de mi corazón, para que entres en él, lávame con tu sangre de todas mis iniquidades, gracias te doy por mi salvación, AMÉN.

 

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